Tecnología

Programados para morir

La obsolescencia programada es la vida útil que determina un fabricante a un producto, luego de lo cual, ese bien se volverá inútil. Por esta razón, el consumidor tendrá que reemplazar ese objeto por uno similar o de mayor calidad. La mayoría de los productos en la actualidad están “programados para morir”, refiere Gustavo Copelmayer, y la razón es económica pues esta tendencia asegura una gran demanda, por lo tanto, las empresas tienen más beneficios y una continua oferta. Esto influye en gran manera en el desarrollo de la economía.

Gustavo Copelmayer explica que existen tres tipos de obsolescencia: 1- función, cuando sale a la venta un producto más avanzado con nuevas funciones; 2- calidad del producto, pues después de tener cierto tiempo de uso éste comienza a presentar fallas y un mal funcionamiento y 3- deseo, cuando sale a la venta un producto más avanzado y el cambio ocurre por cuestiones de estilos o moda.

Esta tendencia a la obsolescencia programada afecta de varias maneras a los consumidores, económica y psicológica, pues se entra en el ciclo de comprar, usar, tirar, comprar, usar, tirar, generando un deseo insaciable por productos innecesarios. Para los ambientalistas presenta otros problemas como el aumento de residuos que se generan, advierte, Gustavo Copelmayer.  

El consumo de la sociedad y la obsolescencia programada son la base del sistema social y económico actual y comenzó a desarrollarse en 1920. La idea partió del fabricante de Philips, General Electric y Cártel Phoebus, quienes consideraron que la vida útil del bombillo pasara de 2500 horas a 1000, tiempo que dura hasta nuestros días. 

Hoy en día son muy pocos los productos que no están programados para morir. Para concluir, Gustavo Copelmayer recuerda que los autos fabricados en los años 50 o 60 pueden tener hasta el triple de vida útil de la que tienen los vehículos actuales.